Inteligencia Artificial: la nueva burbuja
Se está empezando a formar una burbuja de herramientas de Inteligencia Artificial que ponen a nuestra disposición miles de usos y aplicaciones. Qué afortunados somos los usuarios de a pie, ¿verdad? Pero, al final, ¿cuántos de estos recursos recordamos?
Existen decenas de directorios en internet que recopilan todas las herramientas habidas y por haber, pero lo cierto es que no tenemos tanta memoria ni tantas necesidades que cubrir.
Auguramos que en los próximos años se producirá una selección natural donde solo sobrevivirán los más fuertes, mientras que las ideas realmente buenas, con suerte, pasarán a manos de los de siempre, a golpe de talonario, si es que no las copian. Llámenme pesimista.
Entonces, ¿cuál es la clave que nos hace quedarnos con una IA concreta como aplicación de uso cotidiano y habitual?
Son varios los factores que consolidan una herramienta y evitan que no caiga en el olvido como la mayoría.
- La utilidad verdaderamente práctica. Parece una obviedad, pero las inteligencias artificiales que dan vida a nuestras fotos, aplican efectos especiales o consiguen resultados poco relevantes para nuestro día a día nos van a sorprender —efecto wow—, las probaremos uno o dos días y luego ni nos acordaremos de como se llaman.
Merecen un capítulo aparte los nombres de estas plataformas, que son muy originales, pero les hacen flaco favor a los usuarios que los pretenden recordar.
El gran ejemplo: LuzIA
Luzia es un chatbot de IA conversacional que se integra tanto en WhatsApp como en Telegram y que, entre otros usos, sirve para transcribir las notas de voz que nos envían. Simplemente la tenemos que añadirla como contacto y reenviarle los audios a ella, que los transcribirá de inmediato con un índice de acierto asombroso. También es capaz de generar imágenes y de mantener una conversación contigo como si fuera una persona. Pues bien, cada vez que recibamos una nota de voz y nos dé pereza escucharla, la reenviaremos a Luzia. Y pensaremos en ella porque nos facilita la vida y tiene un nombre común y popular.
- Le veamos un potencial económico o beneficio personal. Como creador de contenidos en Internet, recientemente le he puesto el ojo a un par de herramientas que sirven para sacarle más rendimiento a los vídeos que creo. La primera es Opus.clip, una inteligencia artificial que es capaz de procesar mi vídeo horizontal de YouTube, seleccionar las partes más interesantes y extraer varios vídeos verticales para poderlos compartir en las redes sociales. Pues eso me facilita la vida, le saco un partido y me hace ganar seguidores. Me quedo con ella.
El segundo ejemplo es HeyGen, una aplicación que se ha puesto de moda gracias a un vídeo de Leo Messi hablando en inglés. Se trata de un vídeo original en español, procesado mediante la herramienta de traducción de vídeos de HeyGen, que es capaz de clonar la voz, doblar lo que dices con tu propia voz e incluso modificar los movimientos labiales para conseguir una sincronización casi perfecta. El resultado es demasiado realista.
- Que se pueda usar. A veces los desarrolladores informáticos viven en su burbujita alejada de la realidad y no reparan en que el usuario de la calle no tiene todos sus conocimientos ni tanta intuición, así que la herramienta de IA tiene que ser fácil de usar, como si estuviera dirigida a principiantes.
Además, tiene que estar disponible y tener suficiente capacidad como para asumir una potencial avalancha de usuarios. Este fue el caso de Rask.ai, una plataforma de traducción de vídeos que se hizo tan famosa hace unas semanas... que murió de éxito. Al poco tiempo de popularizarse, la versión de prueba gratuita se colapsó y dejó de funcionar, una situación que HeyGen aprovechó para sacarle ventaja. - Algo de suerte. Cuando probamos una IA por primera vez, tiene que darse la circunstancia de que estemos en una situación favorable para que el primer uso nos impacte. Si estamos distraídos con otra cosa, charlando, el primer ejemplo no ha acabado de funcionar o nos ha provocado indiferencia, la olvidaremos para siempre.
El gran propósito de este artículo se dirige a desarrolladores y estudiantes con planes relacionados con la Inteligencia Artificial. Solamente con que un emprendedor tenga en consideración los argumentos expuestos para su proyecto de IA y pueda prevenir un fracaso por alguno de los puntos especificados, nos daremos por satisfechos. Fracaso empieza por F, pero preferimos Formación y Futuro.